Marco histórico

                                                                 
Octubre de 1943 fundo Ramón Amaya Amador, con su amigo Dionisio Romero Narváez, el semanario “ALERTA”, en el que se consagro a la defensa de los intereses de los trabajadores bananeros. Considerando insignificante este hecho que realizado por los señores Amaya y Narvaez, ya que fue realizado en aquellas épocas distintivas; conformando compatibilidad y la entrega completa del señor Amaya Amador.
Ya que para Ramón en esos tiempos vivíamos bajo una dictadura por Tiburcio Carias Andino la cual se apoyaba en el desenfreno de “Comandantes de Armas”. Siendo estos los testaferros, ya que contaban con autorización directas para hacer voluntad en cada pueblo.
Siendo que la “ALERTA” bajo aquellas condiciones se consideraba un desafío temerario que solo al poder de un régimen abiertamente despótico, sino también a los medios represivos de las compañías bananeras, las cuales disponían de sus propios recursos en tal sentido.
Prueba de ello es que, poco tiempo después de fundado el periódico, Amaya-Amador fue detenido y llevado a las cárceles de La Ceiba, donde el comandante de Armas respectiva el famoso general Rufino Solís- ordeno darle una soberana paliza para obligarlo a retirarse de sus actividades revolucionarias. El parque central de la bella ciudad norteña fue testigo de semejante barbarie.   
Escribiéndose esta novela en la década de los cuarenta, es ahí donde los sectores democráticos 
Y populares de honduras, ya que vivían un proceso de acumulación de fuerzas muy importantes destinadas a cambiar el clima de una gran brutalidad de negocio de todo derecho, manteniendo bajo dictadura terrateniente-burguesa de 1954.
Los antecedentes preparativos de este hecho extraordinario fueron los esfuerzos organizados de los obreros del banano en distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurrecciones llevados a cabo durante la década de la cuarentena, e incluso antes. Amaya Amador, sufriendo en carne propia la inhumanidad explotación de los monopolios yanquis y protagonista el mismo de los esfuerzos reivindicativos de los “CAMPEÑOS”, creyó útil escribir la historia de las tantas luchas frustradas que por entonces tuvieron lugar y que, como lo hemos dicho ya, no fueron otra cosa que los elementos acumulativos de la gran explotación de 1954. Esta historia es “Prisión Verde”.
La mejor obra de Ramón Amaya es Prisión Verde, escrita inicialmente en verso, posteriormente basada al sobrio lenguaje de la prosa, con rastros indudables de la primera versión. Este libro recoge la experiencia, dolorosa y brutal, del novelista como trabajador bananero. Es, en cierto sentido, una obra-testimonio, pues, como en todos los trabajos de Amaya Amador, en ella se cuenta fielmente la historia cotidiana de nuestro pueblo. Por eso pudo también decir, siguiendo el hilo de Balzac: "la sociedad hondureña es el historiador y yo no tengo más que ser su secretario".







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